martes, 25 de febrero de 2014

Her.

El amor entre los humanos es imperfecto: se puede acabar, nos puede derrumbar o hasta destruir. Pero es irreemplazable y no se puede sustituir con artilugios tecnológicos que al final tampoco nos salvan de ser lastimados.

En el amor no hay nada seguro, pero aún así uno debe arriesgarse. Y si las cosas no resultan como hubiésemos querido, cuando menos fue una vivencia genuina o no tan ficticia.

Toda la película tiene un tono melancólico. Hasta los momentos en que él es feliz tienen un trasfondo triste. El único amor real, que le hizo sentir realmente vivo, fue el que hubo entre su esposa y él. Incluso sus recuerdos de ese amor son muy coloridos, contrastando con el resto de la película, que tiene un tono amarillento.

A fin de cuentas el amor ocurre dentro de uno, y lo proyectamos en alguien (o algo) de fuera que no siente lo que siente uno y no podemos transmitírselo por más que lo intentemos. Cada ser humano está condenado a la soledad de su propio mundo.

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